CATALÀ

El rol del perseguidor

Hemos visto los roles positivos de la personalidad y hemos enumerado los negativos (perseguidor, víctima, salvador y espectador) y pasamos a explicar en qué consiste el rol del perseguidor, cómo actua, y cómo se puede contrarrestar.


Llamamos perseguidor a aquella persona que necesita siempre “estar por encima” de los demás, haciéndoles sentir mal. Utilizan la crítica destructiva, la burla, ridiculizan y menosprecian a las personas que tienen alrededor. También le dan “la vuelta” a todo, de manera que los culpables siempre son los demás, ellos “nunca tienen la culpa de nada”.

Los podemos encontrar a nuestro alrededor, en el trabajo, en la família, entre amigos y conocidos... Cuando tienen una posición de estatus superior (por ejemplo, son nuestro jefe o un maestro), acostumbran a elaborar normas poco prácticas y las hacen cumplir de forma cruel. (El castigo de Cenicienta).

Acostumbran a buscar personas débiles y sumisas para hacerles daño. Cuando encuentran una persona rebelde o de caràcter fuerte, entran en una fuerte confrontación (guerra de poder) o bien se apartan, porque no les interesa.

Algunas de sus frases y juegos son:

  • ¡Te pillé!
  • No se puede confiar en tí, me has fallado.
  • Tu me has metido en esto (yo no tengo la culpa)

¿Qué podemos hacer para no caer en sus juegos?

En primer lugar, dependerá del vínculo que tengamos con esta persona. Lo mejor es apartarse. Si no podemos apartarnos (porque es un familiar cercano, un compañero de trabajo…) hemos de tratar de “no picar”, no entrar en su juego. (No contestar, pensar que no es un ataque personal hacia nosotros, sino un juego habitual de esta persona). Si ve que no consigue en nosotros el efecto deseado (hacernos sentir mal) acabará apartándose y buscándose otra “víctima”.

Podemos intentar razonar, utilizar nuestra parte racional. El resultado dependerá de lo desarrollada que tenga el perseguidor la parte del razonamiento. Puede ser que se aferre a su rol y no deje de “machacar”. O puede ser que admita que su forma de actuar hace sentir mal a los demás. Pero difícilmente cambiará, porque de hecho, ni siquiera sabe porqué lo hace.

Podemos responder desde nuestra espontaneidad, “¿te he fallado? ah, pues hazlo tu, que sabes más y así aprendo”. “¿Te he metido yo en esto? Ah, pues no escuches mis consejos, decide por ti mismo”.

Si conseguimos no sentirnos mal, tomar la suficiente distancia, le podemos ofrecer nuestro afecto, pues será una persona muy solitaria y necesitada de aprecio, puesto que todo el mundo se aparta de ellos. Sólo así se les puede llegar a ayudar, pueden “bajar la guardia” y analizar porqué actúan de esta forma. Acostumbra a ser, porque han tenido un progenitor perseguidor y han aprendido a actuar de la misma forma, como defensa, a “parecer fuertes” para que “no se los coman”.

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