Hemos visto el rol del
perseguidor y pasamos a explicar en qué consiste el rol del salvador, cómo
actúa y cómo se puede contrarrestar.
Llamamos salvador a
aquella persona que necesita siempre cuidar de los demás, desvivirse por toda
la gente que le rodea y sufrir por todo y por todo el mundo. El problema es que
se descuidan a ellos mismos, siempre priorizan las necesidades de los otros por
encima de sus propias necesidades.
Ofrecen una ayuda
exagerada para continuar la dependencia de los otros. Necesita que le
necesiten. Justifica su existencia a través de “cuidar”. También se esfuerzan
en mantener el papel de “Víctima” de los demás, no dejan crecer a los que
tienen alrededor.
Sus juegos más habituales
son:
- Sólo intento ayudarte
- Mira cuánto me esfuerzo por ti
- Qué harías sin mi
Cuando la persona a la
que ayudan rechaza su ayuda, se sienten ofendidos, lo viven como un menosprecio
a sus esfuerzos. También les pasa, que cuando necesitan ayuda, no la saben
pedir (ya puedo yo solo) o esperan que los demás se desvivan por ellos, igual
que hacen ellos y se sienten traicionados (yo estoy por todo el mundo y nadie
está por mi). En este caso, a menudo hacen sentir culpables a los otros de que
no les tienen en cuenta. Es como si, por el hecho de ayudar a los demás, todo
el mundo estuviera en deuda con ellos.
¿Qué podemos hacer para no caer en sus juegos?
En primer lugar, ser
independientes. Aunque nos vaya muy bien que alguien nos solucione las cosas,
hemos de tener en cuenta que se trata de un juego, que acabará mal para los
dos, tarde o temprano.
Es necesario pasarle al
salvador el mensaje de que se escuche sus propias necesidades, que se cuide a
si mismo, que nosotros ya tenemos nuestros propios recursos.
También hay que pensar
que las personas salvadoras lo hacen para obtener la gratitud de los otros
(aunque a menudo digan que no hace falta, que no esperan nada a cambio).
Seguramente de pequeños se les valoró porque eran “muy buenos” y ayudaban mucho
y aprendieron esta forma de obtener el aprecio de los demás. Una manera de
contrarrestar es darles el cariño de forma “gratuita”, por lo que son y no por
lo que hacen.
El razonamiento puede
funcionar, en algunos casos, para que tomen conciencia de cómo dejan de lado
sus necesidades para cuidar de los otros de forma desmesurada.
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