Hemos visto las diferentes partes que componen la personalidad: la parte de los referentes culturales y mensajes de los padres, la parte de “cuidar y cuidarse”, el niño interior en todas sus vertientes, y la parte del razonamiento y la capacidad de decidir.
También hemos visto que todos estos aspectos de la personalidad pueden ser positivos o negativos.
Las relaciones sanas son aquellas en que dos o más personas interactúan desde los roles positivos de su personalidad, que pueden ser muy variados:
- Criticar de forma constructiva
- Asumir la propia responsabilidad
- Dar amor sin esperar nada a cambio
- Cuidarse uno mismo
- Cuidar de los demás, cuando lo necesitan
- Ser espontáneo (sin invadir la libertad de los demás)
- Escuchar los propios deseos
- Asumir una tarea pesada de buena gana
- Pensar, razonar y decidir
- Pedir lo que se quiere
- Etc.
¿Y cuáles son las formas “no sanas” de relacionarse?
Son aquellas en que utilizamos los aspectos negativos de nuestra personalidad. Pero hay 4 roles básicos de relación negativa. En Análisis Transaccional se conocen como Perseguidor, Víctima, Salvador y Espectador.
El Perseguidor es aquella persona a quien le gusta hacer sentir mal a los otros y tener poder.
Llamamos víctima a la persona que autolimita sus propias capacidades para hacer que los demás le solucionen los problemas.
El salvador es aquel que se preocupa y se ocupa de los problemas de los demás de forma desproporcionada en relación a sus propias necesidades.
El espectador es aquel que no se implica en aquello que se ha de implicar, eludiendo su responsabilidad.
Cuando se actúa desde estos roles, a menudo se utiliza la manipulación y el chantaje emocional para conseguir de los demás lo que se quiere. En este tipo de juegos, acostumbra a haber un beneficio, pero los dos acaban sintiéndose mal.
En los próximos artículos iré explicando uno a uno cada uno de estos roles negativos.
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