CATALÀ

El rol de víctima (1)

Dentro de los roles negativos de las relaciones entre personas, hemos visto el rol del perseguidor y el del salvador. Llegamos al tercer papel del triángulo: la víctima.

Este personaje actúa como si tuviera menos recursos que las demás personas. Provoca a los otros para que le humillen, utilicen e hieran. Envía mensajes del tipo “estoy indefenso”, “no sé si podré”... También, en su forma de actuar, olvida las cosas de forma conveniente y se hace el desconcertado.


Para ver sus juegos, hemos de considerar que hay tres tipos de víctimas:

  • Un primer tipo, que va buscando perseguidores: Se acostumbraron en algún momento de su vida a que se les prestaran más atenciones si hacían las cosas mal. Consideran que los demás tienen más capacidades que ellos y se auto-descuentan.

Juegos habituales:

    • “Todo me sale mal” (el “patoso”): consigue llamar la atención, el refuerzo negativo (es preferible eso a que le ignoren) y también elude responsabilidades, porque se gana mala fama y nadie le pide que haga nada.
    • “Tienes razón, soy tonto” (Dame una patada). Llama la atención y se gana el refuerzo negativo.
    • “Abandonado y engañado”: cree que todo el mundo le deja de lado, no le tienen en cuenta, etc. Obtiene un refuerzo de lástima.
    • “Siempre me pasa lo mismo” (Obtiene un refuerzo de “yo no puedo, yo soy menos”)
    • “¿Cómo sale uno de esto” (Yo no puedo, no tengo bastante capacidad para hacerlo). Consigue la lástima y que alguien se lo solucione.
    • “Yo no tengo salida” (Alguien buscará soluciones para él)
    • “Qué se puede esperar de mi” (“Pata de palo”): Se auto-incapacita y no asume responsabilidades.
    • “Ya lo he intentado” (Aunque sin mucho esfuerzo, porque en realidad lo que quiere es perpetuar su rol de víctima)

Este tipo de víctima, acostumbra a encontrar algún perseguidor, que le hace sentir mal por “ser como es” (menos habilidoso, más patoso, con menos capacidades…)

En la medida en que el perseguidor le recuerda “cómo es”, le victimiza y le ayuda a perpetuar su juego. Así tendrá la excusa perfecta para buscar un salvador y completar el triángulo de relaciones negativas: “¿Lo ves? soy tonto (o patoso, o lento, o…) y el salvador, entrará en el juego y se lo solucionará. Los tres obtienen un beneficio: el perseguidor, se creerá superior. La víctima, ha logrado llamar la atención, obtiene un refuerzo negativo o de lástima y encuentra al salvador que se lo soluciona. Este último, cumple con su rol, de “qué harías sin mí”

La semana que viene: La víctima “exigente”.







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