Hemos visto los tres
principales roles del triángulo de las relaciones no sanas: perseguidor,
salvador y víctima, con sus variantes. Estos tres roles fueron descritos por el
psicólogo Stephen Karpman. Posteriormente se describió esta cuarta figura, la
del espectador.
¿Quién es el espectador?
Es aquella persona, que
no se implica en nada.
En una familia, que se
relaciona básicamente a través de los juegos negativos, es aquel miembro, que
permanece al margen y no participa. En este aspecto, su forma de actuar es más
sana que la de los demás.
Pero la actitud del
espectador, tiene su vertiente negativa: cuando ES NECESARIO colaborar en algún
asunto de importancia. El espectador, acostumbrado a mantenerse al margen, lo
continuará haciendo, convirtiéndose en un “niño egocéntrico”, con el cuan “no
va la cosa”. Por ejemplo, es frecuente, que cuando el padre o la madre han de
pasar por una intervención quirúrgica, están enfermos o necesitan algún tipo de
ayuda, el espectador se desentienda totalmente y no asuma ninguna
responsabilidad. En estos casos, los demás miembros de la familia, asumen toda
la carga y siempre hay alguien que “disculpa” al espectador, porque “ya sabemos
cómo es”.
Podría parecer que ésta
es una forma sana de relacionarse, pero en realidad sólo es una forma
“evitativa”. De todos modos, tendrá más facilidad para aprender formas sanas de
relación una persona que no entra dentro del triángulo tóxico
(Perseguidor-Víctima-Salvador) que aquella persona que tiene como forma habitual
de funcionamiento la manipulación.
Y hasta aquí, hemos visto
la descripción de las formas de relacionarse “no sanas”. En los próximos
artículos, veremos cómo funcionan los juegos psicológicos, cómo manipulamos y
cómo caemos en las manipulaciones de los demás, una y otra vez, y también veremos
las formas de evitar todo esto.
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