Hemos visto que la mejor manera de evitar que nosotros
juguemos con los demás, es tomar conciencia de que jugamos y dejar de hacerlo.
Pero ¿cómo podemos evitar los juegos y manipulaciones de los demás hacia
nosotros?
En primer lugar, hay que tener en cuenta, que una
parte importante de las relaciones humanas se basa en la manipulación de los
demás para conseguir aquello que queremos. Cada uno de nosotros es vulnerable a
un tipo de manipulación más que a otro, y esto se basa en los aprendizajes y
experiencias de nuestra infancia. Podemos ser más vulnerables a caer en el
juego de las personas que nos cuidan mucho y se desviven por nosotros, o
también a las personas con una apariencia débil, los que parece que siempre estén
demandando ayuda, etc.
También tendremos que ser conscientes de
que esto que nos están haciendo es un juego. Nos daremos cuenta, básicamente,
porque nos sentimos incómodos, estamos aceptando una situación que realmente no
queremos, o nos sentimos mal con la otra persona. Normalmente, esta sensación
viene después de que nos hayan hecho jugar. Pero va bien darse cuenta, como
primer paso para tomar conciencia del juego.
Una vez tenemos identificado el juego y vemos cómo
funciona y dónde “picamos” nosotros una y otra vez, tenemos cuatro
alternativas:
- Descubrir el juego
- Seguir el juego
- Ignorarlo
- Confrontarlo
Descubrir el juego consiste en explicarle al otro lo que pasará a
continuación, basándonos en nuestro conocimiento del juego. Por ejemplo, el
otro nos dice “no sé cómo lo haré para ir mañana al médico, está tan lejos y
nadie me acompaña...” le podemos decir: “si quieres que te acompañe, sólo
tienes que pedírmelo”. Este juego no es demasiado grave, no nos perjudica. Esto
nos funcionará si el otro tiene una buena capacidad de razonamiento y
autocrítica. A continuación, le podemos decir: “cuando necesites algo, puedes
pedirlo en lugar de tirar indirectas”. Pero el peligro de esto, es que, si el
otro no tiene la capacidad de entender su propio juego, lo que hará
probablemente será reaccionar con otro juego.
Seguir el juego. Cuando
no es posible descubrirle el juego porque el otro no está preparado, podemos
seguir el juego para evitar la confrontación. Entonces, no será un verdadero
juego, porque uno de los dos jugadores es consciente de que es un juego. Poco a
poco le podemos dar la posibilidad al otro de que aprenda a pedir las cosas de
una forma más sana. Por ejemplo, cuando no está jugando, en otro momento, le
podemos decir que tiene permiso para pedir lo que necesite y que le
escucharemos.
Ignorar el juego es no caer en la “invitación” a jugar. Por
ejemplo, el otro nos invita a criticar a una tercera persona que no está.
Cambiamos de tema. Puede ser que el otro insista una y otra vez, o que haga una
“escalada”, cada vez más indignado. Entonces, le podemos decir, simplemente,
que no queremos entrar en su juego.
Confrontar el juego consiste en destaparlo, pero con una dosis de
ironía y humor. Esto se puede hacer cuando hay una gran confianza, o dentro de
una terapia, en que el terapeuta ve el juego desde la distancia emocional.
La próxima semana: qué pasos seguimos para resolver
un problema.
No hay comentarios :
Publicar un comentario