¿Seguimos
siempre las mismas pautas, el mismo orden en la solución de los problemas? ¿Nos
quedamos parados siempre en la misma fase a la hora de enfrentarnos con las
dificultades?
Según
la Psicología de la Gestalt, hay una serie de pasos que seguimos cuando nos
enfrentamos a los problemas. Estos pasos acostumbran a ser los mismos para
todas las personas y para cualquier situación, desde un problema grave que nos
paraliza hasta cuestiones simples de la vida cotidiana. Lo que varía, es en qué
fase de la resolución nos quedamos parados. Según el tipo de personalidad que
tengamos, tenderemos a pararnos por falta de energía, por dificultades a la
hora de ver diferentes salidas al problema, por dificultad de “desconectar” del
problema, etc.
Dentro
de la Psicología de la Gestalt, diferentes autores han añadido y sacado fases a
la resolución de conflictos, pero básicamente son muy parecidas. Tomaremos como
modelo uno que tiene 9 fases: las llamamos: sensación, percepción, conciencia,
búsqueda de soluciones, energetización, acción, contacto, satisfacción y
retirada.
Fase de sensaciones. Esta fase se caracteriza por una inquietud
generalizada y difusa, un “malestar” al que no sabemos ponerle nombre, un “no
sé qué me pasa, pero no estoy bien”. Si este estado no avanza hacia otra fase,
este “ruido” interior se va haciendo cada vez mayor, y a menudo es motivo de
consulta psicológica.
Fase de percepción. Este es el momento en que nos damos cuenta de cual
es el motivo de nuestro malestar. Identificamos la causa de nuestro malestar.
Se da a dos niveles, el emocional y el cognitivo (de razonamiento). Por
ejemplo, “se murió mi perro hace un mes y por eso me siento triste”.
Identificamos, tanto la causa como el sentimiento que nos provoca. Hay personas
que saben cual es el problema pero no saben definir el sentimiento (más
racionales), y otras, que pueden explicar el sentimiento pero les cuesta más
identificar la causa (más emocionales).
Fase de toma de conciencia. La diferencia entre la fase de percepción y ésta,
es que en ésta tomamos conciencia de hasta qué punto nos afecta el problema, y
hay un punto de no retorno, a partir del cual no podemos seguir haciendo como
si no pasara nada. Por ejemplo: soy fumador. Sabemos que el tabaco es malo
(fase de percepción) pero hasta que no tome consciencia plena de hasta qué
punto me perjudica el tabaco, no pondré manos a la obra para dejarlo.
Búsqueda de soluciones. Todos los problemas tienen alguna solución. Pero, a
menudo, la solución más evidente no nos sirve. Entonces, tendremos que buscar
otras soluciones. Si abrimos nuestra mente, seguro que encontramos más
posibilidades de las que nos habíamos planteado. Hay personas que, por su
personalidad, acostumbran a pensar que hay sólo dos salidas y que una es “la
buena” y la otra es “la mala”. Y se quedan siempre con la duda de “si habrán
acertado la buena”. Esto es una pequeña trampa de nuestra mente: siempre puede
haber más soluciones, y la realidad es que todas las salidas tienen ventajas e
inconvenientes. Tendremos que elegir, y elegir quiere decir renunciar a cosas.
La
semana que viene veremos las cinco fases restantes.
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