Fase de contacto: Es el momento del
encuentro con el elemento a solucionar. Hay una fusión momentánea del cuerpo,
la afectividad, los aspectos cognitivos y el movimiento. Es el momento en que
se concentran todos los aspectos que se han trabajado antes: la decisión, la
energía, la superación de los miedos, de los obstáculos... Este momento se
centra en el presente. Exige toda la concentración y las fuerzas necesarias.
Fase de satisfacción o realización: Una vez se ha
obtenido aquello que se deseaba, hay una sensación de satisfacción, de
bienestar y equilibrio. Es cuando llega la calma después de la tormenta. Es el
momento de disfrutar de aquello que se ha conseguido. Hay personas que no se
permiten disfrutar del momento. No se dan permiso para la recompensa. Todo
logro merece su premio. Son personas a quienes
no se les ha permitido nunca darse un respiro, a quienes se les ha
exigido unos niveles de rendimiento constantes. Es necesario que se den el
permiso para celebrarlo, de manera proporcionada al logro. También hay personas
que se dedican a comparar sus logros con los de los demás, de una forma
competitiva, o con sus propias expectativas, calculando la distancia entre su
idealización y la realidad.
Fase de retirada y relajación: Es necesario
cerrar el ciclo. Abandonar el objeto de contacto y pasar a una etapa que se
denomina “vacío fértil”. Es el tiempo para digerir y asimilar aquello que ha
ocurrido. Es el momento para pasar página y dejar de preocuparse por aquello,
de relajarse. Si no lo dejamos atrás, podemos caer en la obsesión, que no nos
dejará avanzar hacia nuevos objetivos. Hay personas que tienen dificultades en
esta fase de retirada, que no se pueden relajar después de haber conseguido su
objetivo. Esto también tiene que ver con la autoexigencia.
Cuando hemos conseguido
nuestro objetivo, lo hemos celebrado y nos hemos retirado al “vacío fértil”,
surgirá una nueva fase de inquietud, volveremos a empezar el ciclo para un
nuevo cambio. Volveremos a pasar por todas las etapas para solucionar un nuevo
problema. El tiempo que pasa entre la retirada de un problema solucionado y el
planteamiento de uno nuevo, dependerá de muchos factores. Cuanto mayor sea el problema
que hemos solucionado, más se alargará la fase de relajación y retirada.
También dependerá de la urgencia del nuevo problema. Si es un problema vital,
deberemos reducir la fase de relajación para hacer frente a esta nueva
situación.
En el próximo artículo
hablaremos del tiempo, de cómo se estructura, las formas que hay de estructurar
el tiempo, y con qué cosas lo llenamos.
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