Veíamos en artículos
anteriores que distribuimos nuestro tiempo en 6 tipos de actividades:
Aislamiento, rituales, pasatiempos, juegos e intimidad. Continuemos viendo y
analizando cada tipo de actividad.
Los rituales: Son transacciones simples, programadas
socialmente y muy estructuradas, es decir, todo el mundo sabe qué tiene que
hacer. Corresponden a los patrones culturales. Por ejemplo, los saludos, las
conversaciones intrascendentes, las celebraciones preestablecidas,
celebraciones religiosas, etc. Un ejemplo típico es la conversación que tiene
lugar dentro de un ascensor, donde pasamos un minuto con un vecino, del que no
sabemos apenas nada de su vida: se habla del tiempo que hace, si llueve, si
hace sol o frío, o mucho calor. Es un tema neutro, con el que cuesta poco
ponerse de acuerdo. O, por ejemplo, una boda. Hay un intercambio de caricias,
pero son de baja intensidad. En algunas culturas, hay más caricias y de mayor
intensidad.
Los pasatiempos: Son transacciones que
varían en complejidad y extensión, y se dan en una situación social. Son
conversaciones sobre un tema que no tiene gran trascendencia, llenan el tiempo,
permiten el contacto social y proporcionan muchas caricias de intensidad
mediana y poco compromiso. Se puede hablar de política, de hijos, de precios de
consumo, de coches, del sexo contrario... Además son el “campo de pruebas” para
seleccionar o rechazar a nuestros futuros compañeros de juegos o intimidad.
Los juegos: Son transacciones que se dan generalmente en
círculos más íntimos, familia, compañeros de trabajo o estudios, amigos
cercanos. Son situaciones que se repiten frecuentemente, a veces continuamente.
Siempre son iguales. Todos los que intervienen acaban recibiendo su premio de
“sentirse mal”. Ya se trataron a fondo los juegos psicológicos en artículos
anteriores: los principales roles son: perseguidor, salvador, víctima y
espectador.
La intimidad: Es el nivel más intenso de la relación humana,
no hay motivaciones ocultas y proporciona el nivel máximo de intensidad en las
caricias. Hay un intercambio de ideas, experiencias, sentimientos, y sobre
todo, hay intercambio desde el niño interno de uno hacia el niño interno del
otro. Llegar a tener intimidad es una aspiración humana. Si fracasa, la persona
dedicará más tiempo a otros tipos de relación, fundamentalmente en los juegos.
Hemos visto los 6 tipos
de actividades en que distribuimos nuestro tiempo. Como decíamos al principio, debe
haber un equilibrio. Si la persona dedica el 80% de su tiempo a una sola de
estas actividades (los juegos, los rituales, el aislamiento...) habrá carencia
de caricias y de actividades. Esto se convierte en un problema.
En el próximo artículo,
las actitudes vitales: qué sentimos de nosotros mismos, de los demás y del
mundo.
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