¿Cómo superaremos la
crisis de los 40?
Deberemos renunciar
conscientemente a algunas cosas, se concederá más valor a la serenidad, a la
fidelidad, a la formalidad, renunciando a la excitación de la juventud. Deberemos
aceptar algunos límites, habrá un desencanto, una desilusión, pero se concederá valor a lo que ya tenemos, a
lo que hemos conseguido.
También es el momento de
hacer cambios, aún estamos a tiempo. Quizás podemos rescatar nuestra vocación,
nuestro proyecto de vida y adaptarlo parcialmente a nuestra realidad. Por
ejemplo, quizás ya no pueda ser una artista famosa, pero puedo buscar un grupo
de teatro de aficionados y disfrutar de aquello que me gusta. A medida que los
hijos se hacen mayores tendremos más tiempo para dedicar a nuestros viejos
proyectos.
A menudo el problema es
que pensamos que ya es demasiado tarde, que “ya hemos perdido el tren”. Esto es
un concepto que nos ha inculcado la sociedad, una sociedad que valora lo joven,
lo moderno, lo innovador, que pretende apartar a las personas cuando se van
haciendo mayores para dar paso a los jóvenes. Es simplemente una cuestión de
percepción. Las personas tenemos la capacidad de hacer todo aquello que nos
propongamos. Sólo hace falta que tengamos fe y confianza en nosotros mismos y
que verdaderamente lo deseemos.
En cuanto a los valores y
las prioridades, es necesario revisarlos de vez en cuando. La vida cotidiana y
las obligaciones a menudo nos hacen olvidarlos. Y es importante tenerlos en
cuenta. La crisis de los 40 es un buen momento para hacer esta revisión y
darnos cuenta de cuales decimos que son nuestras prioridades y a cuales estamos
dedicando verdaderamente nuestra energía. A menudo la gente te responde que su
prioridad son los hijos, y les ve una hora al día porque está muy ocupado y
ocupada trabajando o haciendo otras cosas. O te dice que su prioridad es su
vocación artística y en realidad le dedica solamente dos horas al mes.
Recomiendo coger papel y bolígrafo y hacer un listado de aquello que nos
importa, hacernos un calendario y empezar a cambiar las cosas.
La crisis de los 40
también es una época en que vemos a algunas personas a nuestro alrededor que
hace cosas inverosímiles. El señor o señora que deja la pareja para irse con
otra persona que no tiene nada en común con él o ella, el que no ha hecho nunca
deporte y de repente empieza a entrenarse para la maratón, el que deja el
trabajo de un día para otro e invierte todos los ahorros en un proyecto
suicida, o peor, el que cae en el juego, la bebida o la adicción a los
tranquilizantes.
Cuando tengamos la
sensación de estancamiento en nuestra vida, sea a los 40 o en cualquier
momento, es preciso revisar nuestras prioridades y cambiar las cosas. Pero
tampoco será necesario echar toda nuestra vida por la borda, hay que hacer las
cosas de forma meditada, para evitar un descalabro del que nos podamos
arrepentir. Es importante valorar todo lo que tenemos, todo lo que hemos
conseguido, aunque no se ciña a nuestro proyecto de vida inicial.
La semana que viene, la
etapa del hombre y la mujer serenados.
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