¿POR QUÉ FALLAN NUESTROS PROYECTOS?
(Dedicado
a J)
Vimos la semana pasada
cual es el origen de la actitud negativa o pesimista, y también algunos de los
mecanismos que utilizan las personas pesimistas para formar pensamientos
negativos: la generalización (todo el mundo, siempre...) y centrar las
conclusiones en la persona, y no en aquello que ha hecho (“soy un desastre”, en
vez de “esto no me ha salido bien”).
Otra cuestión a tener en
cuenta es hacer un planteamiento realista cuando empezamos una tarea: todos los
proyectos se pueden ver truncados y todos los caminos tienen sus piedras: las
dificultades son inherentes a cualquier hito. Si pensamos que todo ha de
salir perfecto, ¿qué pasará cuando tropecemos en la primera piedra? la persona
positiva, se levantará y continuará adelante. El pesimista, pensará que el
camino tiene demasiadas piedras y volverá atrás.
Un exceso de actitud
crítica acostumbra a ser causa de fracaso: y la crítica se come nuestra
energía. Cuando nos auto-criticamos, pensamos en si esta crítica la haríamos a
una persona a la que queremos mucho: ¿somos justos con nosotros mismos? ¿o nos
estamos maltratando? Toda persona tiene derecho a equivocarse, todos tenemos
derecho a rectificar. Todos merecemos otra oportunidad. Y nosotros, también.
A menudo, somos capaces de perdonar los fallos de los demás, pero somos
implacables con nosotros mismos.
Cuando iniciemos el
camino hacia una meta, es preciso que nos planteemos si aquello que nos
proponemos es factible: no es lo mismo subir una montaña pequeña, que
intentar llegar a la cima del Everest. A la montaña pequeña, llegaremos con más
facilidad. Pero para subir al Everest, nos tendremos que plantear si realmente
entra dentro de nuestras posibilidades: si es así, debemos hacer una
planificación realista: cuánto entrenamiento necesitamos, cuánto tiempo, si
hemos de pedir ayuda a alguien, etc.
Las prisas son enemigas
de todo proyecto: a menudo queremos obtener resultados de forma inmediata, y
perdemos la paciencia demasiado pronto.
Hay que tomarse el tiempo
necesario para prepararnos, ir corrigiendo errores,
aprendiendo lo que haga falta, y hacer una planificación realista del tiempo.
Valorar los pequeños resultados, nos animará a continuar adelante.
Administrar bien nuestra
energía es importante. Cuando nos centramos en conseguir
alguna cosa, ponemos gran parte de nuestra energía en ello. Pero conviene tener
en cuenta cuánta energía (y tiempo, y dedicación, etc.) necesitamos para
nuestro proyecto y cuánto necesitamos para todas las demás cosas. En la vida
cotidiana, tenemos diversas obligaciones y también ciertas necesidades. Y no
las podemos dejar de lado indefinidamente para dedicarnos sólo a una cosa. En
esto también hay que ser realista, quizás la consecución de nuestra meta será
más lejana, si hemos de repartir el tiempo y las fuerzas en diversas cosas.
Tendremos que priorizar las cosas importantes y renunciar a algunas otras si
queremos centrar las fuerzas en nuestro proyecto.
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