CATALÀ

Cuando la rabia me puede...

¿Qué es la rabia?
La rabia es uno de los cuatro sentimientos básicos de la persona, junto con la tristeza, el miedo y la alegría. Aparte de estos, hay muchos más sentimientos, como la vergüenza, la culpa, el dolor, la plenitud, el amor, la satisfacción...

La rabia es una reacción bioquímica frente a un estímulo externo. Normalmente viene provocada por una agresión o por la frustración ante una situación. Pero también es la respuesta a un sentimiento doloroso de mal, culpa, fracaso, deficiencia, impotencia, cansancio, dolor físico, sensación de ser obligado, sentirse abandonado, etc.

En principio, es bueno manifestar rabia como respuesta, pero ¿como cómo sabemos si es adecuada nuestra reacción?

Utilizamos la rabia, básicamente por dos motivos: para liberar nuestro propio estrés y para forzar cambios en los demás.


Pero a veces, transformamos otros sentimientos en rabia: cuando nos cuesta manifestar, por ejemplo, la tristeza, el dolor o el miedo, podemos transformarlo en rabia. Nos podemos encontrar, pues, que una persona que acaba de perder a otra, tenga una reacción agresiva, incluso violenta, en vez de expresar la tristeza por la pérdida. O que, ante una situación que nos da miedo, reaccionemos con agresividad.

¿Es proporcionada nuestra respuesta?
Ante una agresión o un mal realmente grande, es normal sentir mucha rabia y deseos de agredir e insultar. Entonces, tendremos que buscar la forma más sana de parar esta agresión: protegernos, alejarnos, intentar dialogar o alguna de las sugerencias que hago más abajo.
Ante un mal pequeño que nos hacen, la reacción sana es sentir “un poco” de rabia, y ganas de dar un portazo o protestar, etc.
Cuando no hay una agresión o amenaza externa, lo normal es no sentir rabia y estar tranquilo, disfrutar de las cosas, etc. Es en este punto, donde hay que darse cuenta de las sensaciones inapropiadas de rabia: cuando estemos siempre sintiendo rabia hacia todo y hacia todo el mundo, es que estamos transformando otro sentimiento en rabia.
Nos tendremos que preguntar qué hay bajo esta rabia, es decir, si no sintiéramos rabia, ¿qué estaríamos sintiendo? ¿Miedo? ¿Injusticia? ¿Dolor? ¿Tristeza?
Una vez destapado el sentimiento que hay debajo, si tenemos el valor de afrontarlo, probablemente no volveremos a sentir rabia por esta situación.

¿Qué otras cosas podemos hacer para liberar nuestro estrés?

Hay muchas opciones que no pasan por enfadarse con todo el mundo o estar siempre de mal humor: llorar, hacer ejercicio, volcarse en un trabajo o afición, escribir, tomarlo con sentido del humor, golpear una almohada, romper periódicos viejos, hacer relajación, ir a pasear por el campo o la playa, gritar en un lugar donde no molestemos a nadie, verbalizar nuestro dolor o tristeza...

En realidad, muchas veces no es la rabia la que hay que expresar: podemos enfadarnos mucho con una situación, pero si no le buscamos solución y se repite, no habremos conseguido nada más que liberar nuestra sensación de frustración temporalmente.

La semana que viene veremos el otro uso de la rabia: cuando queremos forzar cambios en los demás.

No hay comentarios :

Publicar un comentario