CATALÀ

El proceso del duelo (3)

Hasta ahora hemos visto 3 de las 5 etapas por la cuales acostumbra a pasar una persona cuando sufre una pérdida: muerte, separación, ruptura, pérdida del trabajo, acabar los estudios, etc, son situaciones de despedida e implican todo un proceso de aceptación, expresión de sentimientos y rituales de despedida. Veamos, pues, cuales son las dos últimas etapas de este proceso.

4. Tiempo de luto:

Es el tiempo que la persona necesita para rehacerse después de una pérdida. Varía mucho en función de la personalidad de cada cual y de la gravedad de la pérdida. Por regla general, cuando se trata de la pérdida de una persona (separación, defunción, emigración, etc.) se considera que se ha de pasar como mínimo todo un año, con sus fechas señaladas, Navidad, aniversarios, cumpleaños, vacaciones, etc., sin aquella persona, para volver a la “normalidad”. Hasta no hace mucho, la sociedad tenía estipulado el tiempo de luto según el grado de parentesco del difunto: se tenía que “guardar el luto” x tiempo si se había perdido a un hermano, a la pareja o a un padre o una madre. Durante el tiempo que duraba el luto, la persona se vestía de color negro, para hacer saber a los demás que estaba en este proceso. No se podía acudir a fiestas, etc. Y todo el mundo lo respetaba. Una vez cumplido el tiempo establecido, la persona “se aliviaba el luto” empezando a vestir colores oscuros y poco a poco más claros.
Esto que puede parecer pasado de moda y forzado, era una forma de respetar un tiempo que, por otro lado, la persona necesita para rehacerse y elaborar la pérdida. Hoy en día, los amigos se empeñan en hacer salir a la persona que ha sufrido una pérdida, la obligan a divertirse, a hacer ver que “está bien”, a superar rápidamente la pérdida, sin respetar la necesidad, incluso me atrevería a decir que el derecho, que tiene la persona de tomarse un tiempo para elaborar y superar la situación.
Como recomendación general, decir que, todo el mundo tiene derecho a tomarse su tiempo para estar triste y dolido, y que el hecho de forzar situaciones no comporta una superación más rápida del duelo.


5. Recibir el presente:

Cuando se van pasando las diferentes etapas del duelo, una vez aceptada la pérdida, expresados los sentimientos, despedida la persona o situación, y después de un tiempo prudencial para rehacerse, hay que recibir el presente. Y hay que recibirlo con plenitud, como una nueva etapa de la vida, llena de posibilidades.
Mención aparte merece la persona que, habiendo sufrido una pérdida, “se entierra en vida” y pasa años y años aferrándose al recuerdo de la persona que se ha marchado. En este caso, se hará necesario fijar un tiempo de luto y ayudar a la persona a superarlo, si es necesario con la ayuda de un profesional.
No olvidemos que en la vida hay diferentes etapas, que cuando se acaba una empieza la otra y que en todas ellas tendremos oportunidades de disfrutar, de aprender, etc. Es el caso, por ejemplo, del joven que acaba los estudios y pasa a la nueva etapa de buscar trabajo y entrar dentro del mundo laboral. O la persona que se jubila y pasa de toda una vida de trabajo a una nueva situación con mucho tiempo libre, lleno de posibilidades. Todo cambio de una etapa a otra implica una despedida de aquello que se deja atrás y supondrá un tiempo de luto. Hay que dejar marchar el pasado para poder recibir plenamente el presente. A lo largo de la vida son muchas las situaciones en que nos vemos obligados a dejar atrás a personas, lugares, etc. para poder avanzar.

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