(Dedicado a N)
La culpa es algo muy negro. Nadie la
quiere, todo el mundo se la sacude de encima. Pero, ¿en qué consiste la culpa?
¿Para qué sirve?
En primer lugar, definiremos la
culpa como una experiencia dolorosa respecto a la realidad propia o ajena, de
la cual somos responsables. Debemos distinguir entre dos tipos de culpas: la
culpa sana y la culpa insana.
¿Culpa sana? Sí. La culpa tiene la función de
hacernos reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos de nuestros actos.
Una persona que no se sienta nunca culpable, probablemente no tendrá criterio
para distinguir entre qué está bien y qué está mal.
¿Qué es la culpa insana? Es
aquella que sentimos respecto a actos de los cuales no somos responsables, o
respecto a sentimientos o pensamientos. Provienen de los prejuicios sociales,
del chantaje emocional o de la deformación de las ideas.
La culpa sana nos sirve para hacer
una reflexión objetiva respecto a las consecuencias de nuestros actos. Hay
culpa sana cuando hemos transgredido una norma que es justa, cuando hay una
responsabilidad personal (hemos hecho algo que no está bien), podríamos haber
elegido otra respuesta más sana y hemos elegido una de destructiva (hemos hecho
daño a alguien pudiendo evitarlo).
En la culpa insana, se hace difícil
dar una explicación a nuestro sentimiento de culpa (¿por qué creo que soy
culpable?) o simplemente no hemos hecho nada de forma intencionada para
perjudicar a los otros.
Una forma de distinguirlas es
preguntarnos si podemos cambiar la expresión “me siento culpable de...” por la
de “soy responsable de...”.
Otra diferencia es la duración: la
culpa sana es breve y se pone remedio (se pide perdón o se repara la falta). La
culpa insana hace una recreación del sentimiento de culpa y hay una dificultad
para auto-perdonarse. Provoca vergüenza y sentimiento de inferioridad.
Podríamos hablar de un tercer caso
en el cual la persona nunca se siente culpable de nada. Puede ser una persona
amoral o con una gran dificultad para ponerse en el lugar de los demás. Ni tan
solo es consciente del mal que causa a los demás y no aprende nada de las
consecuencias de sus actos. Pero cuando hablamos de culpa insana, nos referimos
a la persona que se tortura con sentimientos de culpa por cosas que no ha hecho
o simplemente por pensamientos que le vienen a la cabeza.
La culpa sana sirve para tomar
responsabilidad de los propios actos, aprender de la experiencia y después
perdonarse a uno mismo. Lleva al crecimiento personal. La persona que tiende a
la culpa insana, se compara continuamente con un modelo de perfección
abstracto, no realista. No aprende nada de su experiencia de culpa.
La semana que viene hablaremos de la
vergüenza.
Telf.:
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