Hemos visto las 3 primeras etapas de
una relación: enamoramiento, fase simbiótica, y diferenciación, esta última con
algunos de los puntos que hay que trabajar y acordar dentro de la pareja.
Continuemos pues, viendo cómo son las siguientes etapas.
Cuando la relación se va haciendo
más sólida y duradera y ya se han hablado diferentes temas que afectan a la
pareja, aparece lo que se denomina la fase de prácticas. En esta fase la
energía estará en el desarrollo de las diferencias individuales. Si antes la
energía se centraba dentro de la pareja, ahora se centrará en hacer actividades
externas. Esta independencia de los dos individuos debe ser vivida con alegría.
Pero puede que una de las dos personas lo viva con angustia, mientras el otro
vive de forma satisfactoria su independencia. Es común que esto conduzca a una
crisis de pareja, en la cual uno se siente atado y el otro abandonado. Suele
ser motivo de consulta, o de ruptura. Si se supera esta etapa de forma
satisfactoria para ambos, se pasará a la quinta fase, la:
Fase de acercamiento. Cuando las dos personas se han
diferenciado, como individuos, se han aceptado las diferencias por ambas partes
y se vive de forma satisfactoria y con respeto mutuo esa diferenciación, habrá
nuevamente un acercamiento. La intimidad tendrá una base muy sólida. Las dos
personas se cuidan mutuamente y pueden estar bien, tanto haciendo cosas juntas
como por separado.
Fase de interdependencia mutua. Cada uno desarrolla su vida, y la
pareja forma parte de esa vida. Los problemas a trabajar son sobre la vida
cotidiana, pues las bases de la relación ya están bien asentadas. Cuando uno de
los dos tiene un problema, la pareja está para apoyarle. Este es el punto al
que llegan las relaciones sanas de larga duración.
Hay personas, que por diversos
motivos, nunca pasan de una determinada fase en ninguna de sus relaciones.
Hay personas que no pasan de la
simple aventura. Mucha pasión, pero sin llegar a comprometerse ni a conocer a
la otra persona.
Otras personas se quedarán en la
fase romántica, en el enamoramiento, pero no pueden aceptar la diferenciación,
lo viven como “el final del amor”. Sus
relaciones no llegarán a madurar. No llegan realmente a conocer quién es la
otra persona.
Para superar la etapa de la
diferenciación, realmente las dos personas deben estar dispuestas a negociar, a
conocerse, a dialogar, a aceptar las diferencias. Es cuando nos damos cuenta de
“quién es la otra persona en realidad”. Y puede ser que no nos guste lo que
encontramos. O puede ser, que lo hayamos visto desde el principio, pero nos lo
hayamos estado negando a nosotros mismos, minimizándolo, “no es para tanto” o
pensando que el otro “ya cambiará”. Es una fase difícil, de pruebas, y si se
supera, en las fases siguientes la relación se volverá sólida y estable. Es
cuando la gente decide vivir junta, casarse, tener hijos, etc. Aquí, la pasión
ya no es el eje central de la relación: ésta va dejando el protagonismo a la
intimidad y al compromiso.
La semana que viene: factores de
éxito para una relación duradera.
Telf.:
No hay comentarios :
Publicar un comentario