CATALÀ

Las crisis de pareja (2)

La semana pasada vimos las primeras etapas de la relación de pareja: el enamoramiento, etapa en la cual sólo vemos las virtudes de la otra persona y ésta se convierte en el centro de nuestro universo, y la etapa simbiótica, que es una etapa de mucha dependencia mutua.

La tercera fase, la diferenciación, se inicia en el momento en que descubrimos verdaderamente a la otra persona. Empezamos a darnos cuenta de que el otro, es una persona con defectos y manías, es simplemente humano. Y aquí es donde podríamos decir que empieza la verdadera relación de la pareja.


Se empiezan a trabajar las diferencias, tú eres tú y yo soy yo. Se empiezan a hacer cosas por separado, cada uno se define como persona y será necesario trabajar muchos temas. Aquí es importante que haya confianza y comunicación, que las dos personas puedan expresar cómo se sienten. Es muy importante entender, que el otro no es mi “clon”, que tiene personalidad propia, gustos diferentes a los míos, posiblemente también tiene alguna afición que yo no comparto, tiene su trabajo, sus amigos, su familia... y esto se tiene que respetar. Igualmente, nosotros tenemos nuestras aficiones, amistades, familia, etc. Hay que buscar puntos de unión, un tiempo para cada uno y un tiempo para la pareja. Y este es, quizás, uno de los puntos que ocasiona más conflictos en la pareja: hay que ir encontrando un equilibrio, que sea válido para los dos, “un tú, un yo y un nosotros”. La principal dificultad radica en que acostumbra a suceder que una de las dos personas que tiene muchas aficiones, amistades, ocupaciones, etc. y el otro tiene mucho tiempo libre. Este segundo quizá espera que, al tener pareja, ésta llene sus espacios vacíos. El otro espera que le dejen plenamente su espacio, y seguir haciendo su vida de antes sin cambiar nada. Es necesario hacer un esfuerzo por ambas partes: buscar otras maneras de llenar los propios vacíos sin esperar que sea la pareja quien lo haga, y renunciar a una parte de las aficiones, etc. para encontrar espacios compartidos con la pareja. Habrá que hacer un esfuerzo de madurez, tolerancia y negociación por ambas partes.

Otra de las principales dificultades radica en la creencia de que tenemos que ser “almas gemelas”. Hay personas que se aferran al ideal romántico de sentirse eternamente enamorados, “como el primer día”. Esto es irreal. Encontraremos momentos de conexión con la pareja, podemos propiciar los momentos románticos, y está bien que lo hagamos, porque son la “gasolina” que necesita la pareja para funcionar, pero pasado un tiempo de relación, es preciso que las dos personas vuelvan a ser individuos diferenciados. En este sentido, las canciones románticas, las películas, las series de televisión, etc., nos ofrecen una visión distorsionada de la pareja, que conviene no confundir con la pareja madura y real.

La semana que viene continuaremos viendo diferentes aspectos que forman parte de la construcción de la pareja.

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