CATALÀ

Volver a la rutina

Las vacaciones se acaban. Volvemos a los horarios establecidos, a la obligación, a las prisas, a repetir cada día la misma rutina, un día y otro. Hasta dentro de 11 meses, quizás no volveremos a tener vacaciones.

Este retorno requiere un proceso de adaptación. Y provoca un malestar que puede ser de leve a moderado. Los últimos años, se ha denominado a este proceso síndrome post-vacacional. Si bien no se trata de un trastorno patológico, sí es cierto que causa diversos síntomas como son: debilidad generalizada y astenia (pocas fuerzas), puede haber insomnio que ocasionará que durante el día tengamos sueño, tenemos menos capacidad de decisión, estamos más lentos, nuestro razonamiento está más “pesado”, nos cuesta concentrarnos, nuestra tolerancia al trabajo también disminuye. Nos cuesta organizarnos, se nos acumulan las tareas. Sensación de desidia y tedio. En los casos más graves aparece una sensación de angustia vital que puede llegar a bloquearnos. También hay personas que reaccionan con mal humor, incluso con agresividad, pero generalmente se parece más a un cuadro depresivo.

Unas vacaciones muy agotadoras durante las cuales no se ha descansado lo suficiente, pueden agravar este estado.

También influye nuestra satisfacción general con el trabajo, es decir, si ya antes de irnos de vacaciones no estábamos a gusto en el trabajo por los motivos que sea, al volver de las vacaciones todavía nos encontraremos peor.

¿Qué podemos hacer para paliar los efectos del síndrome post-vacacional?

Durante las vacaciones, a menudo rompemos toda nuestra rutina, nuestros hábitos. Un regreso progresivo a los horarios normales será mejor que volver de golpe. Hay personas que bajan del avión a las diez de la noche y a la mañana siguiente a las ocho empiezan a trabajar. Evidentemente, les será mucho más duro y difícil que a aquellas personas que se toman un par de días para desconectar y re-adaptarse a la vida cotidiana.

No hacer todas las vacaciones de una vez nos puede ayudar, por un lado, a no saturarnos (a menudo tenemos la sensación de que las vacaciones son “demasiado largas”, tenemos ganas de volver a la “normalidad”) y por otro lado, si nos guardamos algunos días para más adelante, no tendremos la sensación de que faltan 11 meses para las próximas vacaciones y se nos hará más ligera la vuelta al trabajo.

Si cuando volvemos tenemos mucho trabajo acumulado, intentemos organizarnos y priorizar para no agobiarnos. Hagamos listas y ordenemos los trabajos por urgentes e importantes. (No siempre lo más urgente es lo más importante). Tomémonos los primeros días con un poco de calma.

Quizás es ahora cuando nos daremos cuenta de que realmente lo que nos pasa es que no nos gusta nuestro trabajo. Pero esperemos unos días para ver si se trata de eso o es el temido síndrome post-vacacional.

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