Continuando con
los juegos de poder que explotan la necesidad (o supuesta necesidad) de poseer
algo que el otro tiene, están los típicos juegos del “vendedor de pisos” (o de
coches, etc.): “Es el último que queda, hay lista de espera, lo tomas o lo
dejas...” Consiste en presionar al otro para que se decida rápidamente, pues si
no lo hace, no habrá más oportunidades.
Otra variación
de este tipo de juego es “ahora o nunca” (como si se fuera a terminar la vida
en el planeta y no hubiera más oportunidades). Pretende forzar al otro a
decidirse por algo sin darle la oportunidad de reflexionar con calma.
En el terreno
de las relaciones sentimentales, nos encontramos con “ámame o déjame” (si no me
amas de la forma que yo quiero -o haces lo que yo quiero- déjame -ya te puedes
ir-). También la amenaza de “dimisión” (pues si no se hace lo que yo quiero, me
marcho), que también se utiliza en el terreno laboral, en asociaciones, etc., y
“si te vas, no vuelvas”, que sería algo así como “ni se te ocurra irte, que no
habrá más oportunidades”.
La base común a
todos estos juegos es forzar a decidir algo en base a la supuesta carencia (no
habrá más oportunidades).
¿Cómo
contrarrestar estos juegos? Lo primero es “desistir de la mercancía”, es decir, no
ceder a la presión, siempre y cuando lo que esté en juego no sea algo vital.
(Por ejemplo, si el jefe nos dice, “o viene usted el domingo a trabajar, o el
lunes no hace falta que vuelva”, difícilmente vamos a prescindir de nuestro
puesto de trabajo). Podremos prescindir de la mercancía cuando esta sea tener
razón, o tener el cariño o amor de alguien (el cariño no es algo negociable).
En el caso de las cosas materiales, valoremos si realmente necesitamos tanto la
mercancía, o si nos podemos arriesgar a perder la oportunidad porque habrá más
en otro sitio, o más adelante.
Es importante
que perdamos el miedo a perder. Que ganar o perder no se convierta en
moneda de cambio a la hora de tomar una decisión. Tenemos derecho a tomarnos
nuestro tiempo para pensar y decidir.
Por último, la
negociación abierta será posible cuando las dos partes actúen desde la
sinceridad y la transparencia, cuando estén dispuestas a dejar de manipular.
Otro tipo de
juegos de poder son los que utilizan la intimidación: explotan el miedo o la
culpa en la otra persona.
La posición
física con respecto al otro se utiliza mucho en negociaciones políticas y de
empresa. De ahí que se revisen los términos de las entrevistas o los “cara a
cara” antes de que estas ocurran. Por ejemplo, la vestimenta, una gran mesa en
medio de los dos negociadores, un despacho muy lujoso, sentarse de espaldas a
una ventana con un fondo panorámico, tener el rostro a contraluz, llegar tarde
a la cita, coger el teléfono en medio de la conversación, situarse físicamente
en un plano más alto, en un sillón más grande o lujoso, salir de la vista del
adversario (situarse a su espalda), etc. Son estrategias psicológicas para
demostrar la superioridad sobre la otra persona e intimidarla.
Cambiar nuestra
posición física con respecto al otro nos puede ayudar a sentirnos “de igual a
igual”.
No hay comentarios :
Publicar un comentario