CATALÀ

Los bloqueos energéticos

A menudo pasamos temporadas en que nos falta la energía. Pero esto no es más que una sensación: la energía está en nuestro interior. A menos que haya un problema físico, una carencia importante o una enfermedad, nuestro cuerpo está lleno de energía. Si tenemos la sensación de que nos falta, es porque la estamos bloqueando.

La rabia puede ser un motivo. Cuando hay una situación que nos indigna, una injusticia, una situación-trampa, una actitud negativa de alguien hacia nosotros de la cual no nos podemos escapar (por ejemplo, las desgraciadamente tan frecuentes injusticias laborales), se nos genera una fuerte sensación de rabia, de impotencia. Pero claro, la situación no nos permite hacer una explosión (que seguramente es lo que nos gustaría hacer) y entonces, inconscientemente, reprimimos toda esta energía y la rabia se transforma en apatía, desánimo, decaimiento... Parece contradictorio, pero es una defensa: si dijéramos todo lo que pensamos, si hiciésemos lo que nos “pide el cuerpo”, nos meteríamos en un problema grave, y, siguiendo con el ejemplo, podríamos perder el trabajo). Por lo tanto, la represión de esta rabia, es una defensa. Y la apatía es la solución. Pero entonces, ¿cómo podemos salir de ahí?


Visto desde fuera, nos deja muy sorprendidos ver cómo alguien que está padeciendo una injusticia no reacciona, se queda apático. Pero claro, la solución no consiste en explotar. Es necesario que la persona sea consciente de que tiene energía, de que la sensación de “no tener energía” es eso, una sensación, pero en realidad tiene, y mucha. Y se ha de ir buscando en el interior, contactar con toda esta energía y canalizarla. Utilizarla de una forma adecuada. La asertividad es una habilidad interesante: es la capacidad de aprender a decir las cosas de una forma adecuada y en el momento adecuado. Es importante, ante una situación de injusticia y de bloqueo, actuar, desbloquear esta energía que se va acumulando y que puede convertirse en alguna cosa no deseable, como una depresión, ataques de angustia o un síntoma físico. Pero también es importante hacerlo de una forma adecuada, decir aquello que hay que decir, en el momento en que hay que decirlo. Y liberar nuestra energía bloqueada.

He puesto el ejemplo de la injusticia y la rabia, pero nos pasa lo mismo con otras emociones: por ejemplo, la tristeza. Cuando sufrimos una pérdida, una muerte, una separación, la pérdida del trabajo o de un amigo, hay que pasar por el proceso de duelo. Hay que expresar  los sentimientos pendientes y darnos el permiso para llorar, para estar tristes, respetarnos un tiempo de impás hasta que nos recuperemos. Pero hay personas que no se dan el permiso para estar tristes: han de “ser fuertes”, tienen la creencia de que hay que sobreponerse enseguida y continuar adelante. Y reprimen la tristeza. Y bloquean su energía. Y esta energía bloqueada se transformará en otra cosa: una enfermedad, otro sentimiento como puede ser la rabia...

Con el miedo, la vergüenza, incluso la alegría... si reprimimos su expresión estamos bloqueando nuestra energía. Es importante darse el permiso para expresar los sentimientos, hacerlo de una forma adecuada y tener nuestra energía disponible.

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