CATALÀ

Quiero rehacer mi vida


Hace un tiempo vino una clienta a la consulta, diciéndome que venía porque su ex-pareja había “rehecho su vida” y ella no, y se sentía fatal. Le pregunté qué quería decir para ella “rehacer la vida”. Me respondió: “ha encontrado una nueva pareja”.

Así, pues, una persona que no tiene pareja, ¿tiene una vida “deshecha”? ¿es necesario tener pareja para tener una vida completa?

El peso de la cultura y la sociedad juegan un papel importante en este concepto: nos han educado en la idea de que nacemos, crecemos, nos reproducimos (nos emparejamos) y morimos. Este es el ciclo vital de la naturaleza. Pero esto ¿ha de ser así realmente? Cada vez hay más personas que no tienen pareja, los denominados “singles” y además hay más formas de relación. El matrimonio para toda la vida ya no es la única opción. Aparte de esto, intentaré definir qué entiendo por “rehacer mi vida”.

Cuando una persona pasa por una crisis existencial, es decir, le fallan los cimientos de su vida, ya sea por una separación, porque pierde el trabajo o simplemente porque se da cuenta de que no es feliz, o que su vida no tiene sentido, es un momento de crisis, que se puede aprovechar para hacer cambios profundos. Un cambio “superficial” puede ser por ejemplo, cambiar de casa o de trabajo. Un cambio “profundo” implica replantearse las propias creencias y convicciones. Implica pensar en qué se esperaba de mi, qué querían mis padres para mi, si lo he conseguido o no, y cómo me siento. Supone también escuchar a nuestro niño interior y preguntarle qué necesito realmente. Y supone tener el valor de hacer cambios, de tomar decisiones y romper con los esquemas anquilosados que no nos sirven. Así pues, rehacer mi vida, no consiste en encontrar un substituto o substituta de mi pareja.

Según Abraham Maslow,  (USA, 1908-1970), tenemos unas necesidades básicas, que serían las fisiológicas y las de seguridad. Una vez están cubiertas, por orden de importancia vendrían las de pertenencia (sentir que pertenecemos a algún grupo de referencia) y las de estima (amar y sentirnos amados). Cuando hemos alcanzado todo esto, que debería ser lo normal para cualquier persona, buscamos cubrir otros tipos de necesidades, que él llamó “meta-motivaciones”, que sería algo así como aumentar nuestra calidad de vida: por ejemplo, trabajar en lo que nos gusta, hacer alguna tarea o afición que nos llene, cultivar nuestra faceta artística, o espiritual, etc.

Trasladando la teoría de Maslow al hecho de “rehacer mi vida”, podríamos decir que tener un trabajo, una pareja y una casa es lo que se supone que necesitamos para ser felices. Intentar ocuparnos en aquello que nos gusta, elegir desde nuestro interior dónde queremos vivir y cómo, o decidir si somos más felices estando con una persona o no, sería la verdadera manera de rehacer nuestra vida. Desde la consciencia. Desde darnos el permiso para elegir, para cambiar nuestro “chip” y no conformarnos con lo que la vida ha pre-escrito para nosotros.

La felicidad consiste en encontrarse equilibrado y a gusto con uno mismo, ya sea estando en pareja o no. No es una condición indispensable. La felicidad la encontraremos dentro de nosotros, y en la forma como hacemos nuestra vida. No la busquemos, pues, en otra persona.

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