CATALÀ

La personalidad humana (4): La personalidad segura

Continuamos con los tipos de personalidad, recordando que no hay tipos “puros”, todos somos el resultado de múltiples experiencias y decisiones personales que dejan en nosotros rasgos de diferentes tipos de personalidad.

La conducta aparente de estas personas es equilibrada. Son personas independientes, pero, a diferencia de los enérgicos, éstos son más pasivos, no necesitan probarse a sí mismos. Están convencidos de su valía.


Su seguridad en ellos mismos a menudo es tan marcada que dejan de ser empáticos con los demás. Se centran en ellos mismos, en su propia satisfacción y dejan de lado las necesidades de los otros. A menudo sus parejas se quejan de que “sólo piensan en ellos/ellas”.

Son imaginativos, y esta imaginación les sirve para justificar cualquier conducta inapropiada que hagan, pues tienen muy poca auto-crítica y piensan que siempre lo hacen todo bien. Tienden a sobre-valorar sus habilidades y transforman los fracasos en éxitos justificando su comportamiento mediante complicadas argumentaciones.

Su expresión emocional es serena, y a menudo fría y distante. En cuanto al afecto, se lo hacen venir bien para recibir más de lo que dan. Son personas que tienen muchas habilidades manipulativas para hacer que los demás les procuren atenciones y cubran sus necesidades sin responder de una forma recíproca. De hecho, se creen merecedores de atenciones especiales por parte de los otros. Generalmente se rodean de personas dependientes que les necesitan y harán todo por ellos con tal de no perderles.

Ellos se ven a sí mismos como personas seguras, y a menudo sobre-valoran sus propias cualidades: creen que tienen talentos especiales y que son más inteligentes que los demás y que esto les hace merecedores de atenciones especiales y el reconocimiento por parte de todo el mundo. Se pueden llegar a ver como admirables y extraordinarios. También creen que tienen más derechos y menos obligaciones, y descuentan los derechos de las otras personas. En los casos más extremos, pueden convertirse en explotadores y aprovecharse de la gente para complacer sus deseos.

Los demás les ven seguros y afables, aunque un poco fríos, pero cuando se les conoce más, pueden resultar arrogantes, pomposos y pagados de sí mismos.

Cuando su auto-confianza se ve comprometida, pueden reaccionar de forma colérica e indignada, o bien pasar por breves períodos de depresión. Pero sus habilidades para manipular el entorno harán que pronto encuentren una justificación y se valgan de alguien que les adule.

Se da la circunstancia de que muchas de estas personas han sido hijos únicos y/o muy deseados, muy esperados. O eran el único niño en medio de muchas niñas, o viceversa. Los padres les han tratado de una forma especial, permitiéndoles dedicarse a lo que les apetecía en todo momento y eximiéndoles de asumir ninguna responsabilidad.

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