CATALÀ

La personalidad humana (7): la personalidad sensitiva

Continuamos con la descripción de los principales tipos de personalidad. Habíamos visto la personalidad enérgica, en la que el individuo busca el soporte en él mismo de forma activa, incluso de forma arriesgada y competitiva, la personalidad segura, que también busca el soporte en sí mismo, pero de una forma más individualista, sin competir, y las personalidades que buscan el apoyo en los demás, tanto de forma activa (sociable) como pasiva (cooperador). Ahora le toca el turno a las personalidades ambivalentes: tan pronto buscan el soporte de los otros, como se alejan de los que están en su entorno.

El conflicto es una parte inevitable de vivir. La forma habitual en que cada individuo intenta resolver sus conflictos, a menudo revela un aspecto importante de su personalidad básica.


Las personas sensitivas son inestables e indecisas. Tienen una tendencia a ser negativos, oposicionistas. Les cuesta complacer a los demás y hacer favores. Pesimistas y con tendencia a la queja. A menudo, malhumorados y fácilmente irritables. Desmoralizan a los que tienen alrededor. Su sentimiento básico es la rabia, que expresan de una forma encubierta, en forma de oposición constante, incluso de boicot a cualquier cosa que planteen los demás.

Son considerados rebeldes, y en posición más extrema, pueden ser tozudos y obstinados. También son impredecibles e impulsivos. Cuando se les encarga una tarea, lo hacen mal o se olvidan de hacerla.

En las relaciones interpersonales acostumbran a tener problemas con todo el mundo: al principio de las relaciones se muestran agradables, pero su inestabilidad de carácter y negatividad les hace revelar pronto su verdadera personalidad: en el trabajo, por su tozudez y el boicot a todo lo que hacen acostumbran a tener problemas, tanto con los compañeros como con los superiores. Las amistades y parejas acaban apartándose ante su alternancia de roles, que va de la conformidad dependiente a la independencia agresiva: tan pronto dicen “sí, hacemos lo que tú quieras”, como “yo hago lo que quiero y no tengo que darte explicaciones”. O en lugar de decir que no quieren hacer una cosa, por ejemplo un viaje, parecerán aceptarlo de una forma dócil para después boicotear todos los planes sistemáticamente. Sin olvidar que no son cooperadores en absoluto.

Otra característica es que, de vez en cuando se manifiestan culpables del mal que causan a la gente que tienen alrededor, pero esta culpa también es utilizada para manipular a los demás, son capaces de darle la vuelta a una situación y hacer que el otro se acabe sintiendo culpable.

Tienen miedo al compromiso y dudan de la fidelidad de los otros. Hay una baja tolerancia a la frustración y se ofenden con facilidad, ofensa que también les sirve para hacer sentir culpables a los demás.

La percepción de sí mismos es de descontento con su vida, se sienten incomprendidos y menospreciados, y tan pronto manifiestan preocupación y desánimo por su propia desadaptación personal como surge el resentimiento y la culpa hacia los otros. A menudo piensan que el destino es injusto con ellos, que todo les sale mal y los demás tienen más suerte que ellos.

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