CATALÀ

La personalidad humana (11): La personalidad esquizotípica

Este tipo de personalidad estaría en el grupo de los desvinculados, es decir, las personas que tienen poco contacto social y además no buscan el apoyo en los demás. Hemos visto la personalidad introvertida y la inhibida. La personalidad esquizotípica sería una derivación o empeoramiento de estos tipos de personalidad.


Las personas que conocen a un esquizotípico le describen como excéntrico, aberrante y extravagante. Su historia escolar y laboral acostumbra a estar llena de deficiencias e irregularidades. Cambian a menudo de ocupación, estudios, intereses y trabajos.

Tienen muy poca relación con el resto de las personas, lo cual hace difícil que puedan llegar a tener una pareja, y si la tienen, acostumbra a durar poco la relación.

Prefieren el aislamiento social y se dedican a actividades que los demás encuentran extrañas.

En casos graves, incluso su discurso, su forma de hablar es extraña: divagan, hablan con metáforas, pueden ser incoherentes, utilizar palabras peculiares...

Su vida se caracteriza por el aislamiento. Tienen muy poca vinculación con los demás y se implican cada vez en roles y trabajos más marginales. El hecho de tener que hablar con otras personas o verse en una situación social les causa una gran ansiedad. Van de aislados a totalmente inaccesibles. Son, por ejemplo, estas personas que viven solas con un montón de gatos, acumulan objetos sin valor y cuando mueren, los vecinos no sabían nada de ellos ni de su vida.

Su pensamiento es rumiador y autístico (para ellos mismos). A menudo son dispersos, no tienen lógica y se pierden en detalles irrelevantes. También hay una tendencia al pensamiento mágico: creen tener clarividencia, telepatía, un sexto sentido o conductas muy supersticiosas. También creen a menudo en presencias no reales, en fuerzas que hay a su alrededor, que pueden ser buenas o malignas.

La expresión afectiva va de deficiente a nula. Pueden ser apáticos, insensibles y apagados, o por el contrario, estar en un estado constante de agitación.

Se ven a sí mismos como desamparados y con falta de sentido en la vida, vacíos. Tienen sentimientos de extrañeza. Creen que no tienen nada que pueda interesar a los demás. A menudo sufren de despersonalización, de no saber realmente quienes son, o dudar de si son ellos mismos o son otra persona. Pueden llegar a no reconocerse a ellos mismos en el espejo.

Pueden caer en hacer extraños rituales, una especie de actos “mágicos”, como por ejemplo lavarse compulsivamente las manos para “purificarse”, o llenar la casa de amuletos y objetos mágicos. Aunque puedan reconocer que su comportamiento es extraño, incluso absurdo, no tienen la capacidad para controlarlo, incluso pierden el concepto de por qué lo hacen.

Por último, recordar, que a pesar de la rareza de este tipo de personalidad, no estamos hablando de un trastorno psicótico, sino de un tipo de personalidad. La persona podrá pasar su vida siendo así, con sus dificultades, pero pasando desapercibido, sin recibir ningún tratamiento psicológico ni psiquiátrico.

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