CATALÀ

La personalidad humana (12): Trastorno límite de la personalidad


Continuamos viendo los trastornos que se podrían considerar “más graves”, tanto por las dificultades que comportan en su día a día, como por el deterioro que se produce en las relaciones sociales.

El trastorno límite de la personalidad se definió hacia el año 1980, aglutinando una serie de síntomas comunes que aparecían en algunas de personas y que se diagnosticaban como personas con patologías múltiples.

El nombre de “límite” aparece como alternativa a la psiquiatría clásica que clasificaba los trastornos en neurosis y psicosis: las neurosis, a grandes rasgos, son trastornos que causan poco o mucho, un malestar, pero en los cuales la persona es consciente de que tiene un trastorno e intentará solucionarlo. Son personas que, a pesar de todo, llevan una vida normal. En las personas psicóticas se considera que hay una falta de consciencia de su trastorno, han cruzado una especie de frontera, viven “en su mundo”, bastante distanciadas de la realidad. El concepto de trastorno límite, introducido en los años 80, es un principio para romper con esta dicotomía: las persona no se pueden clasificar en “blanco o negro”, hay muchos matices, y en definitiva, se trata de contemplar a la persona en conjunto, con todas sus vivencias y características y ver cómo se la puede ayudar, más allá de las etiquetas diagnósticas.

El trastorno límite es un agravamiento de las personalidades de tipo dependiente, activa y pasiva y del ambivalente activo. Una persona sociable puede derivar en histriónica y ésta en trastorno límite. El sensitivo deriva hacia pasivo-agresivo y hacia límite. Recordemos que el agravamiento puede ser debido a situaciones y vivencias muy extremas y estresantes: maltrato, abusos, un shock traumático, etc. pueden hacer evolucionar una personalidad sana en una de más inadaptada.

Este trastorno se caracteriza principalmente por la variación del estado de ánimo con explosiones emocionales de todo tipo. Son personas muy inestables en todos los aspectos. Varían de espontáneos a inesperados y extremos. Son muy impulsivos, su conducta es impredecible, su sueño es irregular y se muestran ansiosos cuando se contacta con ellos. A menudo participan en situaciones de alto riesgo, deportes peligrosos, acostumbran a sufrir accidentes frecuentes, y verse implicados en peleas, incluso auto-mutilaciones e intentos de suicidio. También son frecuentes los comportamientos excesivos: comer demasiado, apuestas, despilfarrar el dinero, sexo compulsivo, etc.

A nivel afectivo necesitan constantemente atención y afecto y para conseguirlo manipulan a los demás. Tienen una excesiva dependencia en los otros, y su forma de actuar provoca justo lo contrario: que la gente se aparte de ellos. La ansiedad por la separación es uno de sus motores principales. Son especialmente vulnerables al miedo a ser abandonados. Esto les pone en un círculo vicioso de: búsqueda insistente de atención, rechazo por parte de los otros, gran aumento de la ansiedad, comportamientos extremos.

Son personas desorganizadas, incluso caóticas. Su comportamiento extremo les ha llevado a menudo al aislamiento, la separación y la desaprobación. Esto les hace desarrollar sentimientos de desconfianza y hostilidad hacia los demás. También puede haber sentimientos crónicos de vacío y aburrimiento.

Son frecuentes sus explosiones emocionales, tanto de ira como de alegría o tristeza dramática.

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